Vitamina D: la vitamina del sol
Unas pocas horas de sol contra la carencia de vitamina D.
En los últimos años, este nutriente esencial se ha convertido en un tema candente en foros científicos. La carencia de vitamina D se ha relacionado con varios tipos de cáncer, por lo que parece razonable un aporte adecuado de este nutriente en el soporte dietético durante el tratamiento.
¿Qué es la vitamina D?
A diferencia de otras vitaminas, los seres humanos pueden sintetizar vitamina D en la piel por efecto de la luz solar. Para la mayor parte de las personas, la exposición a la luz solar sigue siendo la principal fuente de vitamina D, ya que muy pocos alimentos la contiene de forma natural. Entre los que sí la contienen están los pescados grasos como el salmón, la caballa y el arenque, los champiñones secados al sol, el aceite de hígado de bacalao, los huevos y la leche.
¿Por qué la vitamina D es un aliado útil?
La vitamina D es importante para el sistema inmunitario, los huesos y para el mantenimiento de la masa muscular; cualquier carencia puede traducirse en alteraciones del metabolismo del calcio o enfermedades autoinmunes. Incluso pueden aparecer enfermedades agudas y crónicas. Una insuficiente exposición al sol, una baja ingesta de vitamina D o factores fisiológicos como la edad o una elevada cantidad de melanocitos en la epidermis, son factores de riesgo para un nivel bajo de vitamina D.
La mejor manera de obtener suficiente cantidad de vitamina D es exponerse al sol cada día y tomar diversos alimentos saludables que contengan vitamina D. Si ello no es posible, sería adecuado tomar suplementos. El objetivo de cualquier tratamiento o prevención es el mismo: mantener un adecuado nivel de vitamina D en el cuerpo.
Los resultados de algunos estudios indican que unos niveles adecuados de vitamina D en plasma se relacionan con mejores resultados del tratamiento oncológico y menor recidiva del cáncer. Por consiguiente, es lógico tomar vitamina D en forma de suplementos en casos de que tus niveles en suero sean bajos.
